El informe de ONUSIDA advierte que hay 19 millones de personas infectadas por el VIH que lo desconocen, lo que favorece la transmisión del virus.
De los 35 millones de personas que viven actualmente con el VIH, 19 millones no saben que son portadores del virus del sida. La cifra preocupa a ONUSIDA que acaba de hacer público su informe anual sobre la epidemia de VIH y sida en el mundo en vísperas de la celebración de la Conferencia Internacional sobre el Sida que se celebrará la semana que viene en Melbourne (Australia).
Ya no se trata de haya o no acceso al tratamiento, «que también es un derecho», señaló Michel Sidibé, Director Ejecutivo del ONUSIDA, «sino de acceder a la prueba para el diagnóstico del VIH». Según Sidibé hacen falta estrategias más «inteligentes para cerrar la brecha entre las personas que conocen su estado de VIH y las personas que no; de esta forma, estos 19 millones podría acceder a los tratamientos y servicios sanitarios».
Por cada aumento del 10% en la cobertura del tratamiento se produce un descenso del 1% en el porcentaje de nuevas infecciones
En este sentido, el informe destaca que los esfuerzos para aumentar el acceso al tratamiento están dando sus frutos . Solo en 2013 más de 2,3 millones de personas accedieron por vez primera a los medicamentos. Esto eleva el número total de personas con acceso a los tratamientos a casi 13 millones. Y, basándose en estas estimaciones, ONUSIDA calcula que en 2014 habrá 13.950.296 personas en terapia. «Si aceleramos la ampliación del tratamiento, en 2020 estaremos en el camino corrector para terminar con la epidemia para 2030». Sidibé subraya que poner fin a la epidemia en 2030 se podrían evitar 18 millones de nuevas infecciones por el VIH y 11,2 millones de muertes relacionadas con el sida entre 2013 y 2030.
Señales de alerta
En el documento presentado hoy llama la atención otro dato: el número de infecciones entre hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres está en auge en todo el mundo, una tendencia mundial que, a juicio de los representantes de ONUSIDA, debería hacer sonar la voz de alarma sobre la capacidad de controlar la epidemia.
«Hay una tendencia global que es el crecimiento de la epidemia entre los entre los hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres. Está ocurriendo en todas las regiones sin excepción alguna», afirmó en una entrevista a EFE Luiz Loures, director ejecutivo adjunto de ONUSIDA.
Las razones para que esto ocurra son varias e interrelacionadas entre sí: Por un lado, cada vez más los hombres tienen relaciones sexuales desprotegidas, «porque la nueva generación no ha vivido la epidemia de los años ochenta». Por otro lado, existe y funciona el tratamiento con antirretrovirales y por lo tanto no se percibe el miedo a la muerte tras el contagio de la enfermedad. «Existe cierta complacencia con la enfermedad, lo que es muy peligroso porque ésta puede ser mortal», alertó Loures.
Cifras
El documento destaca que en general los infecciones han descendido. En 2013 entre 1,9 y 2,4 millones de personas (2,1 millones de media) se infectaron con el virus. Quince países concentraron el 75% de las nuevas infecciones: Brasil, Camerún, China, Estados Unidos, India, Indonesia, Kenia, Mozambique, Nigeria, Rusia, Sudáfrica, Tanzania, Uganda, Zambia y Zimbabue.
Las infecciones descendieron en 2013 un 38% respecto a 2001, una caída que fue aun mayor entre la población menor de edad, con una caída del 58 %. En 2013, unos 240.000 niños se infectaron con el virus, respecto a los 580.000 que lo contrajeron en 2001.
Acceso al tratamiento infantil
El informe pone de relieve que mientras el 38% de los adultos recibe tratamiento antirretroviral, sólo el 24 por ciento de los niños accede a él. «Los tratamientos actuales no son adecuados para niños. La cantidad, el sabor, el tipo. Es muy difícil lograr que los niños lo tomen», explicó Mariangela Simao, directora de género y prevención de ONUSIDA. «Estamos trabajando para desarrollar nuevos tratamientos más adecuados para niños pero es difícil, porque cuanto más descienden los contagios de niños, menos interés ven las farmacéuticas en desarrollar un producto para un mercado que merma», agregó Simao.